Brett Scott, ex corredor financiero convertido en periodista, advierte que un mundo sin efectivo podría resultar en la exclusión de millones de personas de la economía global, y explica por qué incluso aquellos que prefieren los pagos sin efectivo deberían rechazar una sociedad en la que no existe el efectivo.
En mundo sin efectivo incluso los pagos más pequeños tendrán que viajar a través de las instituciones financieras, lo que nos deja expuestos tanto a su vigilancia y control como a sus crisis financieras, fallas en los sistemas y ataques cibernéticos.
No hay conflicto en el mantenimiento de los sistemas de dinero en efectivo y digital, el efectivo es un sistema paralelo. Si bien el efectivo no puede cubrir las mismas distancias que los sistemas digitales transnacionales, es más inclusivo y resiliente y no fallará en situaciones que comprometan otras opciones de pago.
A largo plazo, es del interés de todos mantener una forma de dinero offline, inclusiva y localizada a la que se pueda cambiar cuando haya errores en los sistemas de pago digitales.