Pagos con la tarjeta, móvil, Bizum... Los métodos digitales están, cada vez más, en el bolsillo de todos. La variedad hace que los consumidores puedan comprar sin dificultad en la mayoría de sitios. Incluso muchos de los lugares que típicamente aceptaban sólo efectivo -como los puestos de mercadillos o comercios ambulantes de comida- ahora ofrecen una alternativa al metálico. Sin embargo, esto no deriva en un menor uso según 'Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo' de 2023, elaborado por el Banco de España.
Seis de cada diez españoles (65%) usó el efectivo a diario en 2023 y para casi la misma proporción de ciudadanos (60%), fue el medio de pago principal o más habitual a la hora de comprar en comercios físicos. No obstante, nuestro país es uno de los más restrictivos en Europa cuando se trata del dinero físico.
En concreto, España cuenta con un límite que se encuentra en los 1.000 euros para transacciones comerciales. Lo que, junto con Francia, Italia y Portugal convierte a nuestro país en uno de los más estrictos a la hora de tratar con el metálico. Para el resto de países europeos la situación es muy dispar.
De países que cuentan con una normativa que limita a un máximo de 1.000 euros -como el nuestro- a otros, como es la situación de los escandinavos, que prefieren no contar con un tope. En otras ocasiones, aunque sí imponen un máximo, este se encuentra en niveles alejados al de los países del mediterráneo y alcanzan los 15.000 euros, como es el caso de Polonia.
Según indica el presidente de Denaria -la plataforma de defensa del efectivo-, Javier Rupérez, esta variedad y falta de regulación europea genera «confusión» entre los ciudadanos y es la causa de «mucha burocracia» a la hora de salir con dinero de nuestro país de origen.
«Dos tercios limitan y un tercio no. En estas restricciones existen diferencias, algunos tienen límites muy bajos y otros llegan a los 15.000. Lo razonable sería fijar una cifra en torno a los 10.000. Respetando a aquellos que deciden no imponer ninguna limitación», opina Rupérez.
Hasta ahora, según el presidente de la plataforma, Bruselas simplemente afirma la existencia del efectivo y respeta las disposiciones nacionales.
La situación en otros países
- En Bulgaria, el límite se encuentra en los 5.100 euros. En caso de excederse, se debe pagar a través del banco.
- República Checa, cuenta con un máximo de 14.000 euros.
- Dinamarca, con un tope de 1.300 euros para la compra de servicios. Una situación similar a la de Noruega, cuyo límite se encuentra en los 1.000. Sin embargo, ninguno de los dos países cuentan con una cantidad máxima para la adquisición de bienes.
- España, Portugal, Italia y Francia cuentan con un máximo de 1.000 euros. No obstante, en el país galo existe una exención a los no residentes, que pueden pagar hasta 15.000 euros.
- Grecia, con un máximo de 1.500.
- Polonia y Croacia, con un tope de 15.000 euros. Reino Unido, sin embargo, permite pagar sin restricción aunque a partir de 15.000 el usuario debe presentar identificación.
- Rumanía, por su parte, cuenta con un límite diario de 2.260 euros.
- Eslovaquia cuenta con dos tipos de restricciones: No superiores a 5.000 euros entre profesionales y particulares y de 15.000 euros para personas físicas que actúen con fines ajenos a su negocio.
- Serbia y Albania, con un máximo de 10.000 euros para el uso del efectivo.
- Macedonia del Norte, el más estricto, con un límite de 500.
- El resto de países del continente no cuentan con un tope a la utilización del dinero en metálico.
El tope en nuestro país no siempre ha sido de los más bajos. En 2021 el Gobierno lo redujo de 2.500 euros a 1.000 para residentes y de 15.000 a 10.000 para extranjeros. En este sentido, un informe solicitado por Bruselas cuestionaba el pasado 20 de enero el máximo establecido en España. En la misma línea se encuentra la posición del Banco Central Europeo, que ya avisó que esta restricción «tendrá efectos adversos no deseados en la condición de curso legal de los billetes en euros, reducirá significativamente la capacidad de los pagadores de utilizar billetes en euros y la libertad de los ciudadanos para escoger el medio de pago».
Un máximo que pretende evitar el fraude
Por su parte, Hacienda aseguró que no cambiará el tope ya que, según argumenta, el dinero en metálico «ampara irregularidades administrativas e incluso comportamientos criminales y es muy utilizado por grupos criminales para blanquear capital, y por empresas que quieren sumergir su actividad».
Según la plataforma de defensa del efectivo, «hay una deformación, que no es española, que tiene que ver con la obsesión con el fraude».
«Piensan que poniendo un tope se limita el fraude, pero no es cierto. El fraude ya no se produce tanto en efectivo sino en los medios digitales y esto ha quedado ya demostrado», explica Rupérez, quien aboga desde la plataforma que preside por una homogeneidad europea en torno a los 10.000 euros.
Fuente: ABC