Introducir una tarjeta o acercar el teléfono o el reloj a un cajero automático y que este expenda dinero es una operación cada día más difícil de realizar, sobre todo en las zonas rurales. Unas veces porque la máquina se ha quedado sin dinero (por el desequilibrio entre el número de cajeros automáticos y el número de población a la que tienen que abastecer) y otras porque directamente la máquina ha desaparecido. Según datos de la Plataforma Denaria, el año pasado el parque de cajeros automáticos en España se redujo en 7.200 unidades respecto al que había en 2019, antes de la pandemia.
La paradoja es que mientras el número de máquinas se reduce en todo el territorio español, los estudios dicen que el dinero en efectivo sigue siendo el método principal de pago para un importante número de consumidores en España. "Casi un 70% de los ciudadanos lo considera muy importante en su día a día", apunta el presidente de Denaria, Javier Rupérez, que se remite a los análisis llevados a cabo por esta plataforma y a los datos publicados por el Banco de España (BE).
La encuesta llevada a cabo por la entidad para retratar la situación actual de las formas de pago en establecimientos físicos desvela que, aunque "el uso de dispositivos móviles aumenta", el dinero en efectivo "sigue siendo el medio de pago que mayor porcentaje de personas usa a diario" en establecimientos físicos.
¿Cómo obtienen los ciudadanos ese dinero? Principalmente a través de los cajeros automáticos. El Banco de España en su último informe publica que concretamente 7 de cada 10 personas obtiene el efectivo de cajeros automáticos. En cuanto a las cantidades de dinero que se retiran, no va en detrimento por el auge de los nuevos sistemas de pago digitales, sino que "este volumen de retirada de dinero físico en los puntos de acceso crece cada año", subraya Javier Rupérez, que respalda su testimonio en cifras: en 2023 la extracción media fue 180,10 euros, un 30,71% más que los 137,78 de media de 2019.
Menos cajeros mientras la demanda de efectivo aumenta
Como prueba de la importancia del dinero físico, las retiradas de fondos en cajeros automáticos durante 2023 estuvieron a punto de igualar los registros de 2019, el año previo a la pandemia del coronavirus, y ejercicio en el que se registró el máximo histórico de retiradas de fondos.
Una tendencia que no tiene visos de decrecer si tenemos en cuenta el resultado de la encuesta realizada por el Banco de España que desvela que el 84% los mayores de 64 años consideran que el uso de dinero en efectivo será igual a un año vista.
Frente a esto, el 39% de menores de 35 años sí cree que su uso de efectivo disminuirá en los próximos 12 meses. El estudio de la encuesta revela también que la edad y el nivel de estudios son determinantes en la elección del medio de pago y su frecuencia de uso.
En los últimos cuatro años, desde 2019 hasta la fecha, se ha registrado una fuerte reducción del parque de cajeros automáticos disponibles. En 2019 había en España 50.501 cajeros automáticos, en 2023 habían desaparecido 7.238 cajeros, lo que deja 43.263 puntos físicos disponibles, lo que supone una reducción de un 14,33% de terminales en cuatro años.
De seguir esa tendencia, los expertos denuncian que, en cinco años habrán desaparecido 10.000 cajeros más, lo que sumado a los cierres que ya se han ejecutado, supondría un 34% menos de terminales disponibles para los usuarios, cerca de 17.000 cajeros menos en una década.
Sin embargo, y según datos publicados por el Banco de España, en 2023 el volumen de operaciones de retirada de fondos en cajeros anotó un incremento del 1,80% en términos interanuales, hasta llegar a 693,46 millones de extracciones, y el importe de estas retiradas registró un incremento del 4,25%, hasta una cifra global de 124.891 millones de euros.
De acuerdo con esta tendencia, si se mantiene, los expertos aseguran que "lo más probable es que en el 2024 se supere el volumen histórico de retiradas de efectivo de 2019", a pesar de que el parque de cajeros disponibles se haya reducido en "9.000 máquinas menos, aproximadamente un 18% del total de cajeros instalados en 2019", añade el presidente de Denaria.
¿Cómo afecta esta reducción de servicios bancarios a los ciudadanos?
En este escenario, las asociaciones de consumidores piden tanto al Gobierno como al Banco de España, tener previsto "el número mínimo de cajeros imprescindibles para atender las necesidades de los ciudadanos". La asociación de usuarios financieros (Asufín) da un paso más allá y recuerda a las administraciones públicas y a las entidades bancarias que "las personas tienen derecho a gestionar sus finanzas, la gente mayor necesita dinero metálico porque no usa tarjeta, y los bancos deben garantizar el uso del dinero en efectivo por la privacidad de nuestros datos".
Utilizar dinero digital implica que "alguien sabe en qué nos estamos gastando el dinero, y va a utilizar esos datos para hacer dinero a nuestra costa", denuncian desde Asufín. Un tema, el de la seguridad de las transacciones y la regulación del dinero físico frente al digital de la Comisión Europa, que también preocupa a Javier Rupérez.
El presidente de Denaria considera que las regulaciones vigentes "no resultan en absoluto homogéneas" y que sería vital que existiera una "neutralidad" en las condiciones de aceptación y acceso de ambos medios de pago, "como los propios bancos centrales han manifestado en distintas ocasiones", añade Rupérez.
El presidente de Denaria recuerda que, ante el reto de conseguir una sociedad sin dinero en efectivo, países como Holanda, Reino Unido o Suecia ya están llevando a cabo iniciativas para proteger el dinero en efectivo rectificando así tras "darse cuenta de su error".
Los mayores de 65 años y el mundo rural, los más afectados
La desaparición de cajeros electrónicos afecta de manera directa a los pueblos de España y a algunos barrios deslocalizados de ciudades de mayor tamaño. El envejecimiento de la población en estas zonas, donde la pirámide poblacional se invierte a la máxima expresión, y los problemas de conectividad o zonas grises hacen que el pago de bienes y servicios se siga realizando con dinero físico como principal opción frente a tarjetas, teléfonos o incluso relojes, dotados de sistemas de pago digital.
Para evitar la exclusión financiera, algunos territorios han puesto en marcha iniciativas como el plan de cajeros para los 33 municipios de la provincia de Almería que carecían de este servicio. Dos lotes de 19 y 14 cajeros, operados actualmente por Unicaja y Euromatic, que salieron a concurso público con un contrato de siete años. En 2023 han registrado 64.000 movimientos, a través de los que se han movido en torno a 9,2 millones de euros.
Desde el organismo público, en declaraciones recogidas por Europa Press, subrayan que los cajeros "son un ejemplo de las medidas que hay que tomar para igualar oportunidades" y contribuir a evitar la despoblación de las zonas rurales. En Badajoz, el plan pasa por la instalación de cajeros automáticos en las localidades que no los tenían.
Hasta el momento se han colocado 35 y su mantenimiento seguirá realizándose en 2024 con el objetivo de cubrir las necesidades de más de 15.000 habitantes. En Palencia, el formato elegido es una oficina móvil implantada en un autobús que recorre más de 2.700 kilómetros al mes para facilitar que los usuarios de 73 poblaciones de la provincia sin oficina bancaria, sean o no clientes de la entidad, puedan retirar efectivo, hacer ingresos y pagar recibos e impuestos, de manera presencial y al menos una vez al mes en su localidad.
La Diputación ha firmado en este caso un acuerdo con Caixabank para prestar este servicio de ofimóvil que ofrece cobertura financiera a más de 27.000 personas, de las que un 70% tienen más de 70 años.
Fuente: Público