Los pagos con tarjeta son cada vez más habituales y ya amenazan al efectivo como medio de pago preferido. Pero el sencillo gesto de acercar la tarjeta (o el móvil) al datáfono tiene un coste para los comercios. Se trata de una pequeña comisión (tasa de descuento) que el banco propietario del TPV cobra al establecimiento por las ventas realizadas. Y aunque con la popularización de las compras con tarjeta y el auge del comercio online, el precio de estas comisiones se ha reducido en comparación con diez años antes, en los últimos años se han estancado.
En España, de media, esa comisión es del 0,3%. Es decir, al comercio se le descuentan unos 30 céntimos por cada compra de 100 euros. Aunque sea una comisión baja, al cabo del año supone unos ingresos millonarios para los bancos (y un dinero que los establecimientos dejan de ingresar). Según los datos del Banco de España, en 2023 las entidades obtuvieron ingresos por 880 millones con estas comisiones.
En 2014, el primer año de la serie histórica que ofrece el supervisor, los bancos cobraban a los establecimientos una tasa de descuento del 0,52% para las compras que se realizaban con tarjeta de débito y un 0,59% para las operaciones con tarjeta de crédito. Desde entonces, ha ido reduciéndose, pero desde 2020 se ha mantenido prácticamente invariable (con ligeros aumentos y descensos) en el entorno del 0,3%, pese a que el número de operaciones y el volumen de dinero movido se ha multiplicado.
Los bancos que aplican unas comisiones más reducidas son Deutsche Bank (tiene una comisión media del 0,14%) y Abanca (0,24%). Sabadell (0,25%), Bankinter (0,26%), Santander (0,27%), y CaixaBank (0,29%) también cuentan con tasas de descuento por debajo de la media. No obstante, hay que tener en cuenta que estas tasas se tratan de medias y no se utilizan en todas las operaciones por igual. El Banco de España ofrece un desglose por sectores y los que se ven tasados con comisiones más altas son los hoteles, restaurantes y los comercios de viajes y entretenimiento. Por el lado contrario, grandes empresas de distribución, supermercados y gasolineras disponen de unas comisiones más bajas.
También hay que tener en cuenta que las comisiones que cobran los bancos por los pagos realizados con tarjetas de crédito son más altas que las que se hacen con tarjetas de débito. Para las entidades resultan más rentables las tarjetas de crédito en lo que respecta a los pagos en TPV, ya que las tasas de descuento a los comercios, en general, son mayores.
Se da la circunstancia de que el Banco Central Europeo (BCE) quiere impulsar los pagos digitales y la construcción de una infraestructura europea para no depender de los proveedores externos (en concreto, Visa y Mastercard, que dominan el negocio de las tarjetas). Entre los objetivos, está, precisamente, el de reducir el nivel de las tasas de descuento y popularizar los pagos digitales e inmediatos. En ese sentido, el supervisor bancario explicó recientemente que “la competencia limitada en los pagos con tarjeta” se ha traducido en comisiones más altas que pagan los comercios cuando reciben un pago con tarjeta, ya que entre 2018 y 2022 esa tarifa se ha duplicado en la Unión Europea desde una media del 0,27% hasta el 0,44%.
“La apertura a la competencia global es esencial para fomentar la innovación. Pero sin una auténtica alternativa paneuropea a los sistemas internacionales de tarjetas, los pagos son más caros para consumidores y comerciantes. Y una dependencia excesiva de proveedores no europeos hace que nuestro sistema financiero y de pagos sea más vulnerable a las perturbaciones externas”, señaló Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE.
En la misma línea, en Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed) ya rebajó a finales de 2023 las tasas de descuento máximas que pueden aplicar los bancos. El organismo estableció un límite de 14,4 centavos por operación (antes estaba fijada en 21 centavos más un 0,05% por transacción). De esta forma, dio respuesta a las reclamaciones que venían haciendo los establecimientos. Los comerciantes venían presionando a la FED para reducir las tarifas, ya que los costes para los bancos por proporcionar estos servicios habían bajado (la propia Reserva Federal había constatado 2021 que ese coste medio para la banca era la mitad que en 2009) pero las tasas estaban vigentes desde 2011.
Fuente: Cinco Días