En los últimos años, es posible que haya visto a su banco cambiar de nombre varias veces y que la que era su oficina de toda la vida ahora se haya convertido en una peluquería hipster o en un local donde sirven té. En la última década, los bancos han cerrado miles de oficinas hasta reducir su red a casi la mitad. Y el número sigue bajando. El BBVA ha comunicado que cerrará 300 oficinas si sale adelante su plan de comprar el Banco Sabadell. Pero es solo el último gran plan de cierre de sucursales que han dejado cada vez a más pueblos sin un establecimiento en el que abrir una cuenta o pedir un crédito.
En marzo de 2015, los bancos tenían unas 32.000 oficinas diseminadas por todo el país, según los datos que ofrece el Banco de España. Desde entonces, las entidades han acometido planes de cierre masivos y han adelgazado en más 14.000 sucursales su red, un 44% menos. Eso supone que en cada día de los últimos nueve años cuatro oficinas bancarias han colgado el cartel de cerrado.
Los bancos justifican el cierre de oficinas en que hay más clientes digitales y las oficinas ya no resultan rentables. Pero existe una parte de la población para la que la atención presencial en un establecimiento sigue siendo importante a la hora realizar una transferencia de dinero, abrir una cuenta o pedir un préstamo. Y ese colectivo, que habitualmente se trata de mayores que viven en áreas rurales y no son usuarios de la banca digital, encuentran problemas para acceder a una oficina en su municipio. Porque precisamente en la denominada_ España Vaciada_ es donde más han sufrido la desaparición de oficinas bancarias. En Tarragona, los bancos han cerrado el 58% de las oficinas en los últimos nueve años, en Zamora el 55%, en Salamanca el 53%, en Cáceres y Palencia el 52%, y en Cantabria más del 50%.
En algunos territorios resulta cada vez más complicado encontrar sucursales bancarias. En toda la provincia de Soria solo hay 66, en Palencia quedan apenas 74, en Zamora 90 y en Ávila 92. Según los datos recabados por este periódico, a partir de la información que ofrece el Banco de España, en 2021 había más de 4.400 municipios en toda España que no contaban con una oficina bancaria. Es ya más de la mitad de los 8.132 que contabiliza el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Incluso en los territorios que han sufrido menos cierres, la cifra de recorte es elevada. Huesca ha perdido el 19% de las oficinas en los últimos nueve años, Teruel el 21% y Badajoz el 25%. Además, se tratan de provincias donde la densidad de sucursales ya era baja.
Pese al continuo recorte, España es el segundo país de la Unión Europa con mayor tasa de oficinas bancarias por habitante. Según los datos del Banco Central Europeo (BCE), en 2023 había 37 sucursales por cada 100.000 habitantes, una cifra solo supera por Francia (48,8 oficinas). Eso sí, también es el segundo país que más ha rebajado esa tasa, ya que en 2008 había 100 oficinas por cada 100.000 habitantes.
Cada vez menos bancos, pero más grandes
Antes de la era digital, para poder ganar clientes, los bancos necesitaban tener oficinas en cada pueblo y cada ciudad. Y, de hecho, era habitual que en una misma calle hubiera varias sucursales de distintos bancos. Pero mantener abiertas las oficinas supone un gasto millonario que los nuevos competidores digitales como Revolut o N26 no tienen que asumir. Y con el objetivo de reducir costes, las fusiones han sido constantes desde principios de los años 2000: de 55 entidades se ha pasado a 10 grandes grupos bancarios. En los últimos años, la unión entre CaixaBank y Bankia y entre Unicaja y Liberbank han sido las más sonadas. Y en estos momentos el BBVA mantiene un proceso de opa para hacerse con el Sabadell y posteriormente integrarla.
Habitualmente, cuando se fusionan dos bancos, en esos pueblos y calles donde las dos entidades tienen una oficina, se cierra una de ellas para ahorrarse los gastos de la oficina y los sueldos de los empleados. Así, con la mitad de los costes suman más negocio. Por eso, los bancos prefieren que los clientes se desplacen a los canales digitales. Es mucho más barato tener abierta una web y una aplicación móvil que una oficina.
Pero más allá de una cuestión de inclusión financiera y de dar acceso a los servicios bancarios a todos los colectivos, también se corre el riesgo de que haya una menor competencia. Si en un pueblo solamente hay una oficina bancaria, ese banco puede cobrar intereses más altos en los créditos o en las hipotecas y habrá clientes que lo pagarán, aun sabiendo que existen opciones más baratas en el mercado, solo por el hecho de poder ir a una oficina. Y esa es una de las preocupaciones de las autoridades e instituciones, que al haber menos entidades, y más grandes, la competencia se resienta.
Alternativas a la oficina
Hace dos años, una campaña iniciada por Carlos San Juan bajo el lema Soy mayor, no idiota, para visibilizar el malestar del colectivo de mayores al sentirse excluidos de los servicios financieros, logró que tanto el Gobierno como el sector bancario reaccionaran para tratar de paliar la situación. Las patronales bancarias AEB, CECA y Unacc crearon el Observatorio de Inclusión Financiera. Se trata de una iniciativa con el objetivo de detectar los problemas que afrontan los colectivos más vulnerables a la hora de acceder a los servicios financieros para diseñar medidas de ayuda.
Entre otras medidas, las entidades han ampliado horarios y han formado a las plantillas específicamente para atender a los mayores. En lo que respecta a la falta de puntos físicos en las zonas rurales, las tres asociaciones encargaron en 2022 un informe independiente en el que se detectó que había 243 municipios de más de 500 habitantes que no contaban con ningún punto de acceso físico a servicios bancarios (ni oficinas, ni cajeros, ni agentes financieros ni oficinas móviles a través de autobuses). Desde el Observatorio, y en colaboración con el Gobierno, se acordó garantizar la atención a través de una oficina bancaria, un cajero automático, una oficina móvil o un agente financiero en esos municipios. Dos años después, según los datos proporcionados por la AEB ya solo quedan 83 pueblos de más de 500 habitantes sin ningún punto de acceso. Y para los próximos meses está prevista la instalación de alguna de las soluciones en 23 municipios más.
De alguna forma, la banca ha reaccionado. Si se comparan los datos de cada año, el número de oficinas ha aumentado entre marzo de 2023 y marzo de 2024 (las últimas cifras que aporta el Banco de España). Y aunque la tendencia es que el número de sucursales siga a la baja, al menos se ha logrado frenar la falta de servicios bancarios de forma presencial para una parte de la población.
Fuente: Cinco Días