Las asociaciones para la defensa del efectivo en España han mostrado su escepticismo con el nuevo anuncio de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que pretende acelerar la llegada del euro digital del año 2027 a octubre de 2025.
El anuncio ha generado inquietud en colectivos como Denaria, que lleva años denunciando las restricciones impuestas al uso del dinero en metálico en España. Su presidente, Javier Rupérez, ha advertido que el proyecto del BCE está rodeado de incertidumbre y ha cuestionado la rapidez con la que se quiere implantar. «No tenemos nada en contra del euro digital, pero las fechas han cambiado drásticamente y aún no sabemos si tendrá el mismo tratamiento que el efectivo», ha señalado según ha adelantado Libremercado.
La preocupación de estas organizaciones se debe, en gran parte, a las limitaciones que ya existen en España sobre el uso del dinero en metálico. Según Denaria, la reducción del límite para pagos en efectivo a 1.000 euros impuesta por el Gobierno de Pedro Sánchez es una de las medidas más restrictivas de toda Europa. Bajo el pretexto de combatir la economía sumergida y el fraude fiscal, este tipo de normativas han complicado el acceso al efectivo, algo que, para los defensores de su uso, podría intensificarse con la llegada de una moneda digital respaldada por el BCE.
Christine Lagarde confirmó la aceleración del euro digital durante su comparecencia tras la reunión de política monetaria del BCE el pasado 6 de marzo. En respuesta a las preguntas de la prensa, la banquera central reconoció que la institución está «pisando el acelerador» para que la nueva divisa digital sea una realidad lo antes posible. «Estamos trabajando con el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la Comisión para asegurarnos de que este proyecto no quede en el olvido», afirmó Lagarde, enfatizando que la fecha límite para su lanzamiento se ha fijado en octubre de 2025.
Uno de los aspectos más polémicos del euro digital es la cuestión del anonimato en los pagos. Lagarde ya dejó claro en 2022 que «un anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es una opción viable». Estas declaraciones han alimentado el temor de que la digitalización del dinero pueda ser utilizada como una herramienta de control financiero. Aunque el BCE insiste en que el nuevo sistema proporcionará más privacidad que otros métodos electrónicos de pago, la realidad es que los datos de las transacciones estarán bajo la custodia del Eurosistema, lo que genera interrogantes sobre cómo podrían ser utilizados en el futuro.
Fuente: La Gaceta