News

La sed de ChatGPT: La cantidad de agua que consume la IA es alarmante

Generar un texto de 100 palabras en ChatGPT consume, en promedio, 519 mililitros de agua, el equivalente a una botella del líquido.

¿Qué precio paga el planeta por cada palabra generada por la Inteligencia Artificial? Este es el interrogante que surge al desvelar las cifras alarmantes de recursos necesarios para mantener en funcionamiento los modelos avanzados de inteligencia artificial como ChatGPT. Detrás de cada interacción aparentemente trivial con un chatbot, se esconde un sistema complejo y voraz, cuya operación deja una marca significativa en el medio ambiente.

Desde su lanzamiento en 2022, ChatGPT ha sido utilizado por aproximadamente el 25% de los estadounidenses, según cifras del Pew Research Center. Sin embargo, estas interacciones cotidianas vienen acompañadas de un consumo desproporcionado de agua y electricidad, generando preguntas cruciales sobre su sostenibilidad.

EL COSTE HÍDRICO DE CADA CONSULTA

Generar un texto de 100 palabras en ChatGPT consume, en promedio, 519 mililitros de agua, el equivalente a una botella. Este consumo, que puede parecer mínimo en la escala de una sola consulta, se magnifica cuando se analiza el impacto a gran escala. Si solo el 10% de la población activa en Estados Unidos usara este servicio semanalmenteel consumo anual de agua ascendería a más de 435 millones de litros, suficiente para abastecer a todos los hogares de un estado como Rhode Island, de un millón de habitantes, durante un día y medio, según un análisis de The Washington Post en conjunto con investigadores de la Universidad de California en Riveside.

Los servidores que operan en centros de datos generan cantidades masivas de calor al realizar los miles de cálculos necesarios para cada respuesta. Para evitar sobrecalentamientos, el sistema requiere enfriamiento constante, a menudo mediante sistemas que utilizan agua para transferir el calor hacia torres de refrigeración. Este proceso es comparable a cómo el sudor enfría el cuerpo humano. En zonas donde el agua escasea, se utilizan sistemas eléctricos de aire acondicionado, pero a costa de un mayor consumo energético.

EL COSTO ENERGÉTICO DE LAS PALABRAS

Cada respuesta de 100 palabras también implica un consumo promedio de 0,14 kilovatios-hora (kWh), suficiente para alimentar 14 bombillas LED durante una hora. Multiplicado por millones de usuarios, el impacto es abrumador. Si solo el 10% de los trabajadores estadounidenses usara esta tecnología semanalmente, el gasto anual de electricidad equivaldría al consumo energético de todos los hogares de Washington, D.C., de más de 600.000 habitantes, durante 20 días.

Este incremento en la demanda eléctrica ya está generando tensiones en las redes locales, especialmente en estados como Georgia, Arizona y Texas. En estas regiones, los costes más bajos de electricidad han atraído a gigantes tecnológicos que construyen centros de datos a un ritmo acelerado, agravando los problemas de transmisión y abastecimiento. Comunidades locales expresan preocupaciones sobre el impacto ambiental y social, desde el ruido hasta el posible aumento en sus facturas de servicios públicos.

LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES: ¿RESPUESTAS SOSTENIBLES?

Ante estas cifras, algunas compañías tecnológicas han anunciado iniciativas para reducir el impacto ambiental de sus operaciones. Microsoft, por ejemplo, firmó un acuerdo para comprar toda la energía generada por el reactor nuclear de Three Mile Island, cerrado desde 2019, lo que podría ayudar a mitigar el consumo eléctrico de sus centros de datos. Sin embargo, el reactor no estará operativo hasta 2028, y persisten preocupaciones sobre la gestión de residuos radiactivos.

Google, por su parte, se ha comprometido a reponer el 120% del agua que utiliza para 2030, aunque un informe reciente reveló que apenas alcanzó un 18% de reposición en 2023. Estas promesas, aunque esperanzadoras, a menudo se quedan cortas frente a la magnitud del desafío.

Todo lo que hacemos en internet tiene un impacto. Por ejemplo, el 1 % de las emisiones globales de C02 están generadas por ver vídeos online, y esta cifra podría elevarse al 8% para 2025. También leer (aunque leer libros en papel, en promedio, parece menos contaminante que leer online o en ebooks).

Así pues, en lo relativo a la IA, la industria debe invertir en tecnologías innovadoras que minimicen su huella ambiental. Si queremos disfrutar de todas las ventajas de la inteligencia artificial, no queda otra.

Fuente: National Geographic